(San Luis Potosí, San Luis Potosí. 11 de marzo de 2020) — Los pasados 6, 7 y 8 de marzo el Instituto Carlos Gómez y el Oratorio El Terrenito, en San Luis Potosí, fueron sede del Encuentro Inspectorial para los Grupos Misioneros Salesianos (Grumis). Bajo el lema “Los jóvenes queremos paz” y con un ambiente de alegría y servicio, acudieron a la cita poco más de 160 jóvenes misioneros de diferentes presencias como Chihuahua, Colima, Sahuayo, Saltillo, Guadalajara, San Luis Potosí y Zamora.
Los temas formativos que se impartieron en distintos momentos del evento fueron “Las primeras comunidades misioneras”, conferencia a cargo del P. Francisco A. Espinoza, SDB, coordinador de la Comisión Inspectorial de Colegios y director de la obra sede; “San Pablo misionero”, compartida por el P. Francisco Cervantes, SDB, delegado Inspectorial de Pastoral Juvenil; “Sínodo de la Amazonía”, por monseñor Salvador Cleofás Murguía, SDB, obispo de la Prelatura Mixe en Oaxaca; finalmente, se habló de “¿Qué hacer después de Grumis? La misión en el Voluntariado Salesiano” y de algunas recomendaciones para realizar una buena misión en las comunidades a visitar durante la Semana Santa.
Además de las conferencias y temas, a lo largo la jornada se vivieron distintos momentos de convivencia, reflexión, oración y juego: el rezo de un rosario que se iluminó con velas que los jóvenes colocaron como signo de esperanza y paz; un panel vocacional, donde los jóvenes pudieron escuchar diferentes formas de vivir el carisma salesiano; la realización de una Brigada de la Alegría y una procesión del silencio desde El Terrenito hasta el Santuario de Guadalupe, momento que culminó con la Hora Santa y una fiesta en donde los participantes pudieron bailar y compartir.
Para concluir el evento, el P. Francisco Cervantes, SDB, en compañía del P. Francisco A. Espinoza, SDB; del P. Miguel Toriz, SDB; y el P. Bernardino Elizarraraz, SDB, presidió la celebración eucarística dominical. En la homilía, el P. Francisco Cervantes invitó a los jóvenes a sostener y alimentar su vida espiritual de forma frecuente y confiada en Dios, para ponerla al servicio de los lugares de misión.