Amor en Verde celebró 30 años en León
17/10/2017
León, Guanajuato. 16 de octubre de 2017 — El pasado 15 de octubre la comunidad Amor en Verde se reunió en la ciudad de León, Guanajuato, para agradecer a Dios que por haberlos inspirado e impulsado a lo largo de 30 años, tiempo en el que sus integrantes han podido ver que muchos jóvenes encuentran respuesta a sus interrogantes existenciales en clave cristiana, al grado de que para muchos la experiencia ha significado un parteaguas en sus vidas. De hecho, son muchos los que han percibido el llamado de Dios para incorporarse a la vida religiosa salesiana, o bien, para formar parte de la Familia Salesiana como Salesianos Cooperadores y así seguir apoyando en sus parroquias como laicos comprometidos.
Los festejos comenzaron con una celebración eucarística, tras la cual tuvo lugar una peregrinación al Santuario Nacional de San Juan Bosco, donde los participantes dieron gracias al Señor por la vocación recibida dentro de la familia de Don Bosco.
La comunidad de Amor en Verde describe así lo ocurrido durante la celebración: “Reconocemos la presencia de Dios en cada uno de los Salesianos y de los jóvenes que han apoyado el proyecto a lo largo de estos 30 años. Pedimos al Padre Bueno que nos ilumine para seguir ofreciendo este camino para más jóvenes que Él quiera tocar su corazón. El encuentro ha renovado nuestros lazos de fe y nos ha lanzado al reto de seguir ofreciendo esta propuesta de formación a muchos jóvenes más. El Señor nos siga iluminando con la protección de María Auxiliadora y la intercesión de nuestro padre, san Juan Bosco”.
El proyecto Amor en Verde nació en 1987 en el Oratorio Don Bosco de León. Surgió como una necesidad de atención, formación y seguimiento para los numerosos grupos juveniles que animaban la vida del oratorio.
Cuando fue concebido, se pensó como un proyecto coherente, unificado, gradual y sistemático, donde los mismos jóvenes fueran protagonistas y formadores de sus compañeros al tiempo que eran guiados por un asesor salesiano para, de este modo, favorecer que cada grupo siguiera su propio ritmo apostólico y grupal.
Con el tiempo, el proyecto se comenzó a realizar en otras ciudades del país, como Guadalajara, Monterrey, Ciudad de México, Colima, Aguascalientes, Los Mochis, Tijuana y Mexicali, aunque no en todas partes se consolidó la experiencia.
El nombre del proyecto quiere expresar la convicción fundamental de que nuestro cristianismo tiene como característica esencial ser una experiencia de amor: amor de Dios, que nos ha creado y nos ha hecho sus hijos; y amor de hermanos, que viven ese mismo amor de Dios. El concepto verde surge de la convicción de que, como sucede con las plantas, el amor de Dios debe hacerse madurar, pues no es una realidad ya terminada sino que es un proceso de crecimiento que ha de ser cuidado para que su desarrollo y maduración no se vean truncados.