Abren las puertas, abren su corazón

07/04/2020
Abren las puertas, abren su corazón

(Tijuana, Baja California. 07 de abril de 2020) - El Desayunador Padre Chava mantiene abiertas sus puertas, aunque la frontera de Estados Unidos cierra las suyas; aunque quienes donan con frecuencia han dejado de hacerlo por no poder salir o porque la situación económica se ha vuelto más ajustada; aunque el “guardadito de comida del desayunador”, como llaman ellos, se está escaseando, aunque son menos los voluntarios. Lo anterior en un intento también de preservar la vida de los cientos de personas que ya estaban en vulnerabilidad y a los que ahora se suman personas que se han quedado sin sustento, sin la oportunidad de acceder a lo básico: la alimentación y la atención médica. “Se trata de brindar un plato de comida, una mirada de afecto, una palabra que los aliente, porque eso es parte de nuestro carisma”, afirma Claudia Portela, salesiana cooperadora, quien es la encargada del desayunador.

Ante esta pandemia, se han tenido que duplicar los esfuerzos y tomar medidas para atender la necesidad y evitar la propagación, “porque, aunque esté el riesgo latente, el hambre y la necesidad en estos días de escasez incrementan”, como afirma el P. Agustín Novoa, SDB, director de la obra salesiana de la ciudad. La fila ahora triplicada, con rostros distintos a los habituales y que pertenecen a familias enteras, que cada mañana se forman para esperar el alimento, es evidencia de ello.

Desde hace poco más de 30 años en este lugar se sirven platos de comida, y se acompaña y acoge a los más vulnerables, especialmente a los migrantes. Debido al COVID-19, el desayunador ha tenido que suspender la asesoría legal, la atención psicológica, la bolsa de trabajo, el servicio de peluquería, el apoyo escolar para los niños y las actividades de oratorio de fin de semana. Y desde hace tres semanas no ha podido “recibir a los bienhechores como en casa y en familia para invitarles a tomar el alimento en una mesa”, para evitar las aglomeraciones, afirma Claudia Portela. Sin embargo, sigue abierto hasta por una hora y media más de lo habitual y sirviendo poco más de 1200 comidas para llevar en contenedores plásticos con arroz o frijol, un pedazo de pan, carne o huevo, una bebida de 250 mililitros y en ocasiones fruta; y repartiendo despensas diarias. Lo anterior, según lo van permitiendo las donaciones.

Quienes colaboran en la preparación y entrega del alimento acatan las medidas de sanidad indicadas por las instituciones de salud y propuestas por los médicos que atienden en el desayunador. Los voluntarios portan cubrebocas y guantes; ayudan a higienizar con gel antibacterial las manos de quienes se van a alimentar y pasan de tres en tres a las personas que recibirán el alimento. La indumentaria que portan los voluntarios (guantes, cubrebocas y gel) les ha sido donada, pero también se ha ido agotando.

El servicio de atención médica permanece en funciones y siguen atendiendo aproximadamente 40 pacientes diarios. Los médicos tienen un filtro médico y valoran a quienes tienen algún indicio de enfermedad respiratoria, además de seguir con el trajín diario de valorar y atender otras posibles enfermedades.

Por ahora el albergue temporal para migrantes que está en el desayunador ha tenido que suspender los ingresos, aunque su capacidad de ocupación está a la mitad. Lo anterior para, cuidar la salud de las 53 personas que ya se encontraban resguardadas en el lugar antes de la emergencia sanitaria y ante la imposibilidad de poder brindar a más personas los tres alimentos diarios, por la baja de donaciones.

En un escenario como este, plantear el cierre del desayunador no es una opción ya que se afectaría a miles: las personas que dejarían de recibir este alimento podrían considerar la opción de robarlo o recurrir a la droga, aumentando así los índices de violencia y, por supuesto, poniendo en riesgo su salud e incluso su vida, ya que la mayoría solo reciben este alimento en el día, afirmó, el P. Agustín Novoa, SDB. Con un buen número de donadores en Estados Unidos y las fronteras cerradas; ante la instrucción de quedarse en casa y las afecciones económicas que esto conlleva, los donativos se han visto claramente disminuidos. Dichas aportaciones son el sostén de la obra y sin ellos el dar alimento a otros podría verse frenado.

Claudia Portela, SC, afirma que para que el desayunador siga en actividad las próximas semanas se necesita carne, soya, pollo, chorizo, huevo o todo lo que sea proteína; verduras, cebolla y tomate; aceite, sal o sazonadores; botellas de agua o jugos de 250 mililitros; bolsitas para poner los alimentos y contenedores plásticos; pan, fruta, arroz, frijol; donativos en efectivo para pagar el gas con el que se preparan los alimentos; para los que están atendiendo, cubrebocas, guantes y gel antibacterial.

Para quienes deseen y estén en condiciones de ayudar y no quieran salir de casa, se pone a disposición la siguiente cuenta:
- Nombre: PROYECTO SALESIANO TIJUANA A.C.
- Bancomer en pesos mexicanos: 04469197774 CLABE: 012028004469197740
- Bancomer en dólares: 0446919820 CLABE: 012028004469198202

“Nos toca escuchar a estas personas, darles un consejo, una palmada en el hombro, para que sepan que no están solos y, aunque el camino es largo, vamos a salir juntos de esto”, afirma Claudia Portela. En estos tiempos de crisis es necesario privilegiar el cuidado la vida personal y la de los demás. Así como en el desayunador abren sus puertas para mirar al otro, es tiempo de abrir las puertas de nuestros corazones y salir adelante juntos.

La labor del desayunador es reconocida por muchas personas. Para muestra, esta columna de Rafael Fernández de Castro publicada en El Financiero https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/rafael-fernandez-de-castro/heroes-fronterizos-del-covid-19?fbclid=IwAR2sf4FkiPuTbEL9nOyDVH6NLRg8qu3yzpHw1bh_m9cLKnG2qlY2MSPjnmI